En América Latina estamos tan acostumbrados a la mentira que decir la verdad es un acto subversivo.

Haber leído Yo amo a mi mami de Jaime Bayly es sólo una probadita de lo que Bayly está haciendo como escritor , crítico y periodista.

No es sólo autor de No se lo digas a nadie (1994), Fue ayer y no me acuerdo (1996), La noche es virgen, ganadora del premio Herralde 1997; Yo amo a mi mami (1999) ,; también ha sido conductor de programa en la TV peruana donde denuncia, critica y parodia a los gobernantes y las estructuras obsoletas de represión.

Su tono irreverente y provocador le costó exiliarse a Miami inmediatamente después de Fujimori

–Sí, me fui al día siguiente del golpe, en 1992. Aunque la mayoría de los peruanos aplaudieron el golpe, yo me encontraba en minoría y me parecía que era una desgracia para el país, que era un acto de prepotencia y de barbarie, que Fujimori usaba la seguridad nacional como pretexto para consolidar un gobierno autoritario. El cerró el Congreso, manipuló la Justicia e instauró un gobierno dictatorial. Me fui asqueado de ese país, en donde parece que el respeto por la ley y las formas democráticas no tiene mucho valor. Ya sabemos el daño que le hizo Fujimori al Perú

Bayly ha continuado con su labor contestataria, liberal. Ha ayudado a que muchos peruanos salgan del closet. En su novela “No se lo digas a nadie” el personaje protagonista y auotobiográfico es un bisexual sin tapujos, novela celebrada por Roberto Bolaño, que, hasta el día de hoy  representa un ito en la literatura latinoamericana; decimos antes de Roberto Bolaño (realismo -mágico  y el Boom) y después de Los detectives salvajes de Bolaño. Una nueva generación iconoclasta y que indaga sobre la verdad.

Si desean ahondar en este tema el artículo de Babelia es recomendable

https://elpais.com/diario/2004/05/29/babelia/1085788221_850215.html

Por último ¿Cómo compatibilizar la “caja idiota” TV y la literatura sin caer en trampas de rating?

Bayly contesta en una entrevista reciente:

Es una combinación tensa, son dos registros no siempre compatibles. Como escritor uno aspira a tener libertad para decir lo que siente o piensa, sin importar lo que digan los demás. Nunca se escribe un libro pensando en vender muchos ejemplares o en complacer a nadie, sino a uno mismo, a una cierta voz interior que te precipita a escribir. En cambio, la televisión es una fábrica de mentiras. No puedo admirar a los grandes figurones de la televisión y no quisiera convertirme en uno de ellos. Siempre he querido dejar la televisión, ser solamente un escritor. No lo he hecho del todo por cobarde, porque me falta valor, porque siento que no voy a poder vivir económicamente sólo de la literatura, porque tengo dos hijas. Entonces trato de tener una relación mercenaria con la televisión: pactar con ella temporalmente y por dinero, pero muy conscientemente de que es una puta muy desalmada, que se va a ir con otro. 

https://www.pagina12.com.ar/diario/cultura/7-38178-2004-07-16.html

Acabemos pues, de leer como Jimmicito le llora a “Manu” cuando se muere y desde el asiento del avión en su soñado viaje a Disney piensa “Ahora sé que la gente que más me quiere se va a morir, y que incluso yo, el principito, terminaré metido en un cajón” p 401. Así es como un niño de 11 años pierde la inocencia y la infancia, ese estadío del que todos hemos sido arrojados.

 

Yo amo al Chino Félix, a Papapa y a mamá Eva

En la novela Yo amo a mi mami, quizá lo más interesante es la manera de reflejar los vicios y virtudes de la sociedad limeña a través de la voz de un niño de 11 años que está entrando con toda su curiosidad y su bagaje sociocultural a la edad de la pubertad.

“Y le enseñé mi ombligo con hueco a diferencia del suyo que era ombligo salido… ella tocó mi ombligo dijo rin,rin ¿hay alguien en casa?…y sentí un calorcillo bienhechor al sur de mi ombligo” (p31)

Parece que Jimmicito solamente nos cuenta su vida familiar con sus aventuras y frustraciones durante su adolescencia. Cada vez que abro el libro me instalo en ese pequeño paraíso bardeado del Cerro de los Cóndores para seguir los pasos de ese “principito” que se da cuenta de muchas cosas me voy dando cuenta que hay un sentido del humor muy agudo y que el autor ha elegido encarnar los vicios que han frenado la evolución de la sociedad limeña, en los personajes, (Aún no encuentro  tan claramente las virtudes, aparte de lo adorable que es la conciencia de un niño despertando al amor y del Papapa que me recuerda a tantos abuelos mexicanos).

Por ejemplo:

  1. El padre Juvenal representa la doble moral y conciencia culpígena del catolicismo heredado por aquellos españoles que vinieron a conquistarnos, con un catecismo que parece un menú de pecados; los deliciosos, los cochinos y hasta los inusitados.

    “¿Hubo introducción de la lengua? Y yo era un niño y dije no entiendo padre y el carraspeando dijo quiero decir que si besaron con lengua y yo asombrado ….me arrodillé y recé los diez padresnuestros y las veinte avesmarías pensando en una sola cosa qué rico sería besar a Annie con lengua y todo.”

  2. La mami de verdad es un ejemplo vivo de la conciencia de clase equívocada, superficial a más no poder, dando mimos en vez de educar… a él le llama principito y a la pobre de su hija Soledad a la que cría como una Emma Bovary fantaseando con su propia imagen ante el espejo. Su alcance y entendimiento es del tamaño de su pequeña y respingada nariz y nunca tiene una reflexión crítica. Ese protagonismo adolescente y sus creencias tan obtusas.

    “Yo soy un chico obediente que vive en una bonita familia cristiana en la que todos estamos estamos bautizados y dice mi mami que nos vamos ir al cielo toditos, no como las familias de las empleadas y los empleados, en las que según ella nadie está bautizado y no están casados ante Dios y por eso los pobrecitos no se van a poder ir al cielo cuando se mueran ¿Porqué pues no me llevan a Disney caray?

  3. El tío Allan que es un hippy trasnochado que no entendió nunca lo pecaminoso y peligroso que era proclamarse comunista y fumar marihuana frente a su amigote limeño que le daba chance de jugar ajedrez a pesar de ser gringo.
  4. El chino Félix que era el amor y cariño de padre que todos hemos querido tener: “El chino Félix festejaba mis audacias y picardías me hacía sentir un adulto me decía te pasas chino, eres un pendejazo, a tí no te para nadie, una bala perdida me has salido, carajo.”

 Yo me atrevería a decir que realmente es un pretexto para darnos un panorama crítico y poco alentador de la moral y los valores tergiversados de la clase alta de limeña.

Sigamos pues leyendo y decodificando a cada personaje, identifiquemos qué representan , cuál es la crítica de cada una.

Yo amo a Papapa y al Chino por su bondad y frescura, su buen humor.